Sterling, desde pequeño, lo supo: los animales serían su destino
Sterling, desde pequeño, lo supo: los animales serían su destino
Foto de Sterling: “Desde que tengo memoria siempre me han gustado los animales”.
Desde niño, David Sterling Salazar, subgerente de engorde de Don Pollo, supo que quería ser veterinario. No creció en una finca, pero sí en una familia que le enseñó a amar el campo y a respetar profundamente a los animales. Su abuelo, apasionado por los gallos y la vida rural, fue quien le abrió las puertas a un mundo que hoy se ha convertido en su profesión y su mayor vocación.
Siempre sintió una conexión especial con las aves. “Me inspiran tranquilidad, libertad. Quiero que estén bien, que vivan lo mejor posible”, cuenta.
Y así lo hizo. Se graduó como Médico Veterinario de la Universidad del Tolima, con un sueño muy claro: cuidar, proteger y aprender cada día de la vida que lo rodea.
Una anécdota de infancia
De niño, su mamá le regaló unas codornices. Soñaba con que pusieran huevos, pero no sucedía. “No sabía cómo funcionaba eso, así que me las ponía en el pecho y me dormía con ellas. Era mi forma de cuidarlas y darles cariño”, recuerda entre risas.
Un camino de esfuerzo y determinación
El camino no fue fácil. Trabajó en clínicas, supermercados y tocó muchas puertas. su persistencia lo llevó finalmente a Don Pollo, el lugar donde su vocación encontró espacio para florecer.
“Llevaba mi hoja de vida a Don Pollo cada dos o tres meses. El vigilante ya me conocía: ‘¿Otra vez, hermano?’”, le decía. “¿Qué más hago? Tenía claro que quería ser veterinario de granjas”. Y lo logró. “Desde ahí, no he dejado de aprender ni de crecer”.
Un gran equipo
Hoy, Sterling es parte esencial del equipo técnico de engorde. Más que un rol, encontró una familia. “Nos reímos, celebramos los logros, y en los momentos difíciles, también nos apoyamos”.
Habla con especial gratitud de su jefe, a quien ve como un guía clave.
“Ha sido como un padre. Me ha enseñado lo técnico, pero también a ser persona. Eso vale oro”.
Ahora, él quiere ser ese apoyo para los demás. “Quiero que los muchachos en las granjas sepan que cuentan conmigo”.
Tecnología: adaptarse y crecer
Uno de los aspectos que más valora es el desarrollo tecnológico que ha presenciado de cerca en la empresa. “San Julián fue la primera granja de ambiente controlado que conocí. Desde entonces, hemos avanzado muchísimo: mejor infraestructura, silos, reservorios y una flota mucho más moderna”.
Este cambio lo motiva a seguir aprendiendo. “La tecnología es el futuro. Adaptarse es crecer”.
Su verdadera pasión
Lo que más lo llena es entrar a los galpones.
“Ahí encuentro paz. Los animales dependen de mí y eso me inspira. Puedo pasar horas observando, cuidando, sintiendo esa tranquilidad que solo el campo da”.
Para Sterling, su trabajo es más que una labor:
“Mientras estén conmigo, quiero que los animales estén lo mejor posible. Ese es mi propósito. Y mi felicidad”.